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Cómo gestionar la ansiedad escénica desde la psicología del rendimiento

Respirar antes de salir al escenario y notar que el corazón late demasiado rápido.
Las manos temblando. La mente repitiendo “que no me falle nada”.

No hay nada raro en eso.
La ansiedad escénica no es una debilidad: es una reacción natural del cuerpo cuando te importa lo que estás a punto de hacer.

1. Lo que llamas “miedo” es activación

Tu cuerpo no distingue entre un examen, una entrevista o un concierto.
Interpreta que algo importante va a ocurrir y enciende su modo “alerta”:
aumenta el pulso, libera adrenalina y afina tus sentidos.

Esa activación es útil si sabes canalizarla.
Sin embargo, cuando intentas eliminar los síntomas —calmarte a toda costa, esconder los temblores, forzar serenidad— el cuerpo lo interpreta como un nuevo peligro.
Resultado: más tensión, más bloqueo.

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2. La paradoja del control

Cuanto más quieres controlarte, menos control sientes.
El foco pasa de la música a ti mismo:
“¿Y si me equivoco?”, “¿Y si se nota que estoy nervioso?”.

Tu atención se convierte en juez, no en compañera.
Y el cuerpo, que necesita libertad para ejecutar, se queda rígido.

El cambio llega cuando el control deja de ser una meta y se convierte en observación:
notar lo que ocurre sin exigir que desaparezca.
El cuerpo puede temblar y aun así estar disponible para tocar.

3. Entrenar la mente como entrenas los dedos

El rendimiento no depende solo de la técnica.
Los músicos y artistas que se preparan mentalmente integran la visualización, la respiración y la práctica atencional igual que los ejercicios de digitación o voz.

Un minuto de práctica mental activa las mismas redes neuronales que la práctica física.
Y eso entrena algo esencial: la familiaridad con la activación.

Cuanto más reconoces tus sensaciones (palpitación, calor, tensión), menos las interpretas como amenaza.
Y en lugar de luchar contra el cuerpo, lo usas como aliado.

4. Estrategias prácticas para regularte antes, durante y después

Antes del escenario

  • Respira con ritmo: cuatro segundos inhalando, seis exhalando.
  • Visualiza los primeros segundos de la actuación.
  • Acepta que el cuerpo se active: es señal de preparación, no de fallo.

Durante la actuación

  • Fija un punto de anclaje corporal (pies, respiración, arco, teclado).
  • No corrijas cada pensamiento: déjalos pasar y vuelve al sonido.
  • Usa los nervios como energía para la expresión.

Después del escenario

  • Da espacio a la descarga. No analices en caliente.
  • Observa qué parte de la activación fue útil.
  • Agradece al cuerpo la intensidad: hizo su trabajo.

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5. Una mirada más amable hacia el propio cuerpo

La ansiedad escénica suele vivirse como una traición del cuerpo.
Pero en realidad, es el cuerpo intentando sostenerte en algo que te importa.

Cuando aprendes a reconocer eso, cambia la relación contigo mismo:
de lucha a colaboración.
De control a confianza.

Esa confianza no es la que te promete que no sentirás miedo.
Es la que te recuerda que puedes tocar incluso con miedo.

Cristina Álvaro Mora
Psicóloga General Sanitaria · Especialista en ansiedad escénica y rendimiento artístico
📍Valencia| www.cristinaalvaropsicologa.es

Cristina Álvaro

Soy Psicóloga General Sanitaria, y ayudo a músicos y artistas escénicos a volver a disfrutar sobre el escenario.

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